Hace mucho tiempo en una tierra lejana se encontraba un caballero típico, con su poderosa espada y su resistente escudo. Se acercó hasta la entrada de un enorme castillo, él sabía que dentro lo esperaban los más grandes retos para poder llegar a la cima de la torre más alta.
Rompió la puerta y comenzó a avanzar a través de los oscuros pasillos del castillo. Hasta que una enorme llamarada pasó justo frente a él, apenas cubriéndose con el escudo espero a que se detuviera. Se dio cuenta que era un gran e increíble dragón, le doblaba el tamaño. Comenzó a utilizar una maniobra evasiva para acercarse. Cuando lo tenía justo a un lado, se arrojó sobre su gran torso con una estocada de su espada. Pero no le quitó ni una escama. Entonces como su plan de reserva corrió hacía la escalera, evitando el fuego y la destrucción que el dragón creaba a su paso. Logró subir, pero mientras avanzaba más peligros lo acechaban. Evitó las trampas, mató un par de monstruos, huyó de otros diez. Y llegó a la parte más alta, se acercó a la puerta. Tocó pero nadie respondió, supuso entonces que estaba cerrada, pero probó la manija y ¡ Abrió!
Entró al oscuro cuarto y por más que busco no encontró a nadie.
-¿Dónde rayos estaba la princesa?- Se preguntó.
Como su único propósito era rescatarla, se quedó a pensar lo que estaba sucediendo además de que estaba cansado de todo lo que había pasado para llegar hasta ahí. Mientras esperaba a que una idea entrara por la ventana. Una persona encapuchada entró precisamente por la ventana. El caballero desenvainó su espada previniendo su nuevo peligro. Pero fue desarmado con cierta facilidad, por lo que optó por tratar de defenderse con sus propias manos. Después de un duelo rápido y de ser golpeado un par de veces logro atrapar a este misterioso individuo, descubrió su cara y se enteró de que su extraño oponente era la princesa de ese castillo. La miró extrañado por la situación, mientras ella se arreglaba el cabello. Hasta que tocaron a la puerta.
-¡Rápido, escóndete dentro del armario!- Le dijo la princesa.
El caballero no entendía lo que pasaba, pero decidió confiar en ella. Se metió y sólo escuchaba lo que sucedía. Un extraño sonido mágico y tenebroso entró en cuanto abrió la puerta, parecía una bruja y confirmó su teoría después de la risa malvada. Al parecer la bruja tenía capturada a la princesa como en cualquier otra historia, sin embargo, parecía no estar enterada de que la princesa tenía acceso a la salida.
Cuando por fin se fue, salió algo asfixiado y observó a la princesa quien parecía muy despreocupada y dispuesta a salir de nuevo. Entonces el caballero la detuvo:
-¿Qué pasa aquí?, ¿a dónde vas?, ¿Quién es esa bruja?- Muchas preguntas para ver si alguna era contestada.
-Debo salir, están esperando por mi.- Y sin decir más salió por la ventana.
Entonces el caballero quedó sorprendido y preocupado, ¿cómo iba a bajar ahora?
Después de huir y salir ligeramente herido salió del castillo y se dirigió hacía el bosque en búsqueda de la princesa, la curiosidad ya no se podía detener. Cuando llegó hasta la princesa, vio a muchos pequeños niños, niños del bosque. Notó que había preparado comida para ellos y ahora se las repartía en una fila y cada uno con sus platos. Quedó impresionado con la gentileza, pero no dejó que notara su presencia. Cuando de pronto apareció un guerrero de armadura negra montado a caballo que no parecía tener buenas intenciones, comenzó a infundir el miedo entre los niños y el caballero decidió salir de su escondite para combatir. Blandieron rápidamente sus espadas y cuando la pelea parecía comenzar la princesa sacó un arco y le disparó al guerrero, dejándolo inmóvil y el caballo asustado corrió con el cuerpo encima lo más rápido que pudo. Pero en ese momento la princesa vio a la bruja que regresaba al castillo corrió hasta allá y trepó por la torre con ayuda de las plantas y una cuerda que ella misma había puesto en su ventana.
La situación era clara ahora, la princesa salía cuando la bruja no miraba para ayudar a los niños del bosque pero quería mantener la idea de que la bruja la tenía cautiva, pero ¿por qué?. ¿Qué necesidad tenía de estar ahí atrapada? Tenía que averiguarlo, por lo que ideó una forma de alcanzarla y resolver el misterio. Así fue como decidió entrar a la torre nuevamente por la puerta principal, darse cuenta que habían vuelto todas las trampas como por obra de magia. Y sin más remedio, volvió a pasarlo ahora con menos errores. Se acercó al cuarto de la princesa y se quedó oculto detrás de una columna para ver como se desenvolvía la situación. La bruja llegó con una bandeja de comida y entró a su cuarto se quedó charlando un poco como si fuesen familia y después salió y se dirigía a donde estaba escondido el caballero por lo que huyó pero termino tropezando y quedando enredado en una pared. Para su suerte no fue descubierto, pero la bruja se quedó en esa habitación. Al parecer era donde la magia cobraba vida: Había muchos libros viejos a los lados, varias gavetas y vitrinas llenas de lo que podrían ser "ingredientes" y en medio de la habitación un caldero. Entonces la bruja comenzó a hablar con un pequeño murciélago que estaba ahí, seguro era su mascota.
-¡Pronto estaremos listos para destruir el bosque, sólo necesitamos que la luna cubra al sol y podremos realizar el ritual!- El murciélago sólo aleteaba y volaba de un lado a otro. Se encontraba frente a un libro que debía contener el hechizo del que hablaba. Después de una risa malvada, salió.
El caballero utilizó su espada para liberarse y caer, nuevamente herido y desconcertado se acercó al libro que hojeaba la bruja para enterarse de lo que tramaba: "Ojos de chango, Alas de murciélago, Ancas de rana, Escamas de dragón y el sacrificio de una doncella de sangre real ", todo mezclado para obtener el más oscuro y poderoso hechizo, que le daría completo control de todas las tierras. Ya con esta información volvió al cuarto de la princesa para advertirla de todo lo que estaba pasando. Le contó enseguida todo lo que sabía al respecto pero como se había sospechado, la bruja era de su familia y además de su confianza. La princesa había estado encerrada ahí desde que era una bebé, no sabía que había más allá del bosque, no se atrevía a ir más lejos. Además de que quería quedarse ahí con la bruja, quien jamás la había maltratado, simplemente la había acostumbrado a que estuviera ahí siempre que la buscara. Sabía que si la hacía enojar alguna vez entonces si podrían pasar cosas malas. El caballero al no poder hacer más y sabiendo que ella podía cuidarse sola decidió irse.
Y así pasó el tiempo, el caballero fue a recuperar varios tesoros en mazmorras y cabalgaba en las praderas del reino cuando de pronto notó que la luna se había acercado mucho al sol, ¡era lo que decía el libro! Se apresuró para asegurarse de que la misteriosa princesa estuviera bien. Al llegar ya conocía las trampas de la torre de memoria, subió sin problemas y trepó al dragón con el que salió y llego a la cima por fuera de la torre. Una inmensa nube negra de pura maldad cubría el lugar con relámpagos que iluminaban la zona. El sol comenzaba a cubrirse y el caballero había encontrado a la princesa atada en una mesa, lista para ser sacrificada por la bruja, la cual mezclaba con ansia en su caldero los demás ingredientes.
El caballero se aventuró a detenerla, se acerco volando con el dragón y se dejó caer. Liberó a la princesa y trató de luchar contra la bruja quien trataba de arrojarle conjuros, pero eran evadidos por un misterioso escudo mágico. El caballero se acercó y cuando estaba apunto de derrotar a la bruja con su espada, ésta lo evadió e hizo que su espada cayera de la torre, dejándolo a la defensiva. La bruja pronto invocó una bestia con la cuál el caballero tiró el escudo y peleó cuerpo a cuerpo. Mientras la bruja trató de por fin hechizarlo, una flecha mágica le atravesó el cuerpo. Había sido derrotada, pronto desapareció con una pequeña explosión y toda la nube de oscuridad se redujo hasta consumirse por completo.
La princesa bajó hasta su cuarto donde se quedó. El caballero la siguió como pudo hasta allá. Y entonces ella le dijo: -¿Y ahora qué haré?-.
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