Las Nuevas Reglas

Desde que somos pequeños y curiosos, creativos por excelencia, inventamos historias y juegos donde al ser autor de estas obras nosotros elegimos cuales son las reglas, sin importar que no tenga sentido en un principio, después inventamos nuevas reglas con lo cual se va moldeando poco a poco hasta que alguien puede ganar (por lo general es uno mismo) o hasta que las reglas se comiencen a contradecir, claro que cuando uno es niño eso no te importa, sólo te importa jugar.

[Ahora bien pensaran que en este pequeño párrafo he dicho todo lo que se podría decir al respecto, pero no... A mi siempre me gusta chorear, pero es más que eso, es una reflexión al respecto]

Lástima que esos tiempos han terminado, todos extrañamos vivir sin preocuparnos donde supuestamente lo tenemos todo (o al menos no necesitamos nada)... Bueno, admito que eso si es choro. Ahora bien volviendo al tema nosotros vamos forjando nuestra vida, nuestra esencia. En teoría siempre estamos buscando lo mejor para nosotros, aunque no siempre lo parezca o suceda. Y a lo largo de todo este recorrido nosotros nos imponemos límites, seguimos patrones y planeamos a futuro. Cuando alguno de estos falla, decidimos que es tiempo de renovar nuestra “constitución”, derogamos y escribimos con un nuevo argumento.

En realidad nunca nos terminamos de convencer de alguna de estas reglas, eso es lo interesante del asunto. A medida que vayas arrojando los dados y veas una casilla que no te gusto inventas “Pero si te salen dos números iguales vuelves a tirar” o “Si caes en número par puedes elegir en quedarte ahí o moverte una casilla” (Ustedes tienen que hallarle el lado metafórico). Claro que hay una parte de nosotros que no podremos cambiar o que si lo queremos cambiar tendremos que esforzarnos.

Venimos con un manual que trae muchas instrucciones de lo que somos, las precauciones, la forma en que tienes que manejarte e inclusive donde va cada pieza. Y este escrito imaginario no lo podemos corromper u olvidar, porque entonces nos descomponemos. Y entonces sí a ver quien te quiere ayudar a reparar o a ver como le haces para rearmarte (seguimos fumando de lo mismo para ver las metáforas).

Por lo general siempre criticamos los reglamentos de los demás, vemos lo que nos gusta y lo copiamos como buenos seres paradigmáticos. Lo que no nos parezca comenzamos a ver si podemos hacer algo al respecto, algunos más testarudos que otros y pues sí, algunos más maleables que otros ya ven como en la naturaleza hay de todo… Y pues como hablamos de metales hay algunos menos brillantes que otros, pero eso no es lo importante. Al final… bueno la verdad es que no hay un final. Pero en cada fin de periodo en que se revisan el estado de perdidas y ganancias (si, me traumaron) determinamos que tanto nos desplazamos en nuestro tablero, si nuestro tablero cambio, si las fichas ya no son las mismas o si de plano ya no estamos jugando dados sino cartas.

Quien sabe, lo curioso es que incluso quienes nos rodean están apegados a esas reglas y si no saben jugar mejor que se vayan porque siempre habrá alguien que quiera arruinar la diversión. Pero si no saben jugar les vamos explicando las reglas, y si no se aguantan, pues no juegan! De todos modos todos somos cambiantes, estrafalarios y roñosos. Todos vendrán a pedirte algo diferente, te darán quizás una herramienta para jugar, te enseñaran como debes expresarte en ese juego (ustedes saben como saber lo que es un “póquer” o una “flor corrida”) o inclusive te dirán que para jugar tienes que ser un personaje (como en calabozos y dragones, hasta narrador te va a salir este individuo).

A ver cuantos de ustedes saben jugar.

Libertad de Expresión

He oído mucho de que todos tenemos nuestros derechos pero sinceramente no tenemos el gusto de explotarlos como se debe.


Un ejemplo de esto que les menciono es que un caso que se encuentra en internet, existen páginas donde podemos escribir sobre lo que queramos y que sea comentado del mismo modo (foros en su mayoría, de blogs sólo que de verdad sean muy populares, no como este… aquí yo hablo nada más al parecer), pero esa libertad de expresar lo que tu quieras se reduce con el poco respeto que tiene la gente por tu opinión, personas que nada más porque se les dio la gana no toleran lo que alguien escribe y comienza a insultar o criticar.


En lo personal me molesta, porque en primer lugar si al individuo sea cual sea no le interesa pues para que se mete, el que se lleva se aguanta! No le veo caso el insultar, se puede debatir pero siempre hay que tener un control con lo que se dice y las ofensas son como el arma para rematar cuando la gente de verdad es terca, pero sigue siendo innecesario.


Pasando a situaciones más públicas, dudo que la gente pueda criticar sobre política, escribir una reseña de sus pensamientos y colgarlo en una cartulina fosforesente afuera de tu casa, porque a la mañana siguiente tu casa terminara baleada por algún individuo de roja vestimenta.


Pero infundir el miedo sigue siendo un atentado contra nuestra libertad, eso es represión psicológica y la verdad es que no tenemos porque aguantarnos las ganas de decir lo que pensamos y mucho menos por miedo… A veces inclusive somos nosotros mismos los que nos metemos esa “duda”, otras veces no nos valoramos como personas y creemos que nuestros ideales no importan, pero yo pienso: Nuestras ideas son tan buenas por el simple hecho de ser nuestras, y si nosotros no creemos que son geniales nadie lo hará. Quizás algún telépata cazatalentos pueda darse cuenta de que tan buenos son nuestros pensamientos, pero sinceramente para eso esta nuestro orgullo.


Como siempre saliéndome del tema… Pero la lección está dicha, tenemos nuestro derecho por el simple hecho de existir y (válgase la cacofonía) ser un “ser pensante” (ahora que si no piensas, bueno ese ya es tu problema pero respeta), que nadie te quite ese derecho y si te reprimen nunca es tarde para revelarse. Como recomendación, internet es el lugar virtual con más libertad que alguna vez se haya inventado (el más libre es tu propia mente por obvias razones). Exprésense, te hace sentir mejor porque te quita un peso de encima y además todos tenemos algo que decir.

Lo que aprendí este semestre

Fuera de las cochinadas que aprendí en mis absurdas pero diversas materias de ciencias básicas (porque aún no llega lo bueno)…


Aprendí que la flojera y la depresión son una mala combinación, porque mientras te quieres deshacer de una llega la otra y te mete la cabeza para que aún no puedas respirar y se crea un círculo vicioso. Y con lo mismo viví la acción que llamamos “Confiarnos”, cuando yo pensé que era puro choro… Pero ahora ya lo creo y he decidido no volver a caer en eso.


Aprendí que a pesar de que soy dependiente a las personas puedo hacer grandes cosas por mi sólo, y de hecho mucho de lo que me falta por hacer tendrá que ser por mi cuenta. También que no soy el centro del universo (a veces)  pero que la gente cree que lo es más veces de lo que yo alguna vez lo he creído. Los problemas de los demás no son más grandes de los míos, pero no por ello deben ser opacados.


Aprendí que si uno no se concentra en lo que quiere se pierde, que si no se concentra en lo que tiene se pierde y que si no se concentra en lo que alguna vez tuvo o lo que tendrá lo pierde. Así que la lección es estar bien vivo.


Y que sí, me quejo mucho, pero lo hago porque tengo que hacerlo, porque nadie más lo hace, porque alguien tiene que hacerlo!

Cachorros

Miren a estos tiernos cachorros en lo que llegan las entradas, denme un par de días para que entre en calor con esto de escribir... Después de todo vengo entrando a las vacaciones... Después de una mala racha, pero siempre que termina la tormenta... Pues no se pero viene algo mejor. Buenos deseos... para casi todos.