"No es que tenga miedo ni nada por el estilo, sólo sé que no es el momento adecuado. No importa que ya haya esperado más de seis años, todo a su tiempo" Pero por más que se lo decía a si mismo, en el fondo siempre se moría de ganas por intentarlo. Aquel joven atolondrado por la vida, de dudosa procedencia existencial que tenía un sueño en la vida, entre otros objetivos.
Un día caminando por el bosque que se encontraba a las afueras de la ciudad, observo que un arbusto temblaba. Lo cual, por su experiencia que se basaba en los dibujos animados, sabía que alguna clase de animal saltaría encima de él si se intentaba asomar. Pero cómo era muy curioso se aventuró, y así fue, un animal se abalanzó sobre él. Sintió un gran terror hasta que abrió los ojos y miró un extraño animal con cara de castor y cuerpo de cochino un tanto peludo. Era una marmota.
Ya que era uno de esos momentos donde estaba en sus consideraciones acerca de que si debía atreverse o no a hacerlo, recordó la vieja historia del día de la marmota. Donde supuestamente la marmota entra a su madriguera, si sale es que el invierno ha terminado y si se queda dentro es porque aún quedarán varios días de frío. Así que probaría con la marmota para que le ayudara a tomar su decisión, era una persona con mucho tiempo libre.
En cuanto llego a su casa dejo sus cosas y continuó su camino hasta el patio, tomó sus herramientas y comenzó a cavar. Lanzando tierra por todos lados, con una marmota hambrienta, él sólo pensaba que sería una buena idea. Al cabo de un rato, estaba lista la madriguera, no era tan hogareña como lo hubiese deseado una marmota pero estaba bien hecha. Y cualquiera de su especie lo hubiese pensado así después de horas sin comer y con un plato esperándole adentro.
El joven dejó a la marmota en su patio y se fue a terminar sus debidas tareas rutinales, atender sus necesidades fisiológicas, entre ellas dormir. A la mañana siguiente salió de un brinco de su cama pensando "Si la marmota sigue adentro será porque todavía no es tiempo de hacerlo", se apresuró al patio y cuando llegó ahí, la marmota estaba fuera revolcándose en el pasto como si fuera un perro sin que hacer. Esto le dio un susto primario, pero no estaba convencido de la toma de la decisión de la marmota. Así que espero otro día.
Una vez más la marmota había salido de la madriguera "casera" lo que frustró una más a nuestro personaje. Se acerco a la marmota con una mirada de duda y molestia a la vez, reviso la madriguera asegurándose de que fuese acogedora y que todavía tuviera alimento. Se quedó sin excusas y sin más remedio le dijo a la marmota "Muy bien pero si algo sale mal recuerda que es tu culpa!". Salió y caminando dudosamente con una marmota entre los brazos pensaba en lo que tenía que decir. Ya tenía la dirección a la que se dirigía, realmente la tenía muy implícita entre sus pensamientos.
Cuando llegó miró a la marmota y con todos los nervios que siempre sintió que tendría para ese momento, tocó la puerta pero nadie respondió a su llamado. Con un golpe tan decepcionante como ese se dio media vuelta y se marchó. En su casa entre sus ideas acordes a sus emociones se había percatado que la marmota se había quedado. Podía ser que estuviera triste, pero esa marmota comenzaba a caerle bien y debía volver por ella. Se levanto y comenzó a caminar hacía la puerta, cuando de pronto tocaron. Era la marmota!, cargada en brazos...
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