Todos llegamos a pasar por la situación en que el cambio atenta nuestras vidas, se da tan rápido que no sabemos si estamos de un lado o de otro.
Somos temorosos o es que el choque tan frenético que recibimos no nos da tiempo de asimilar las cosas, entonces entramos en ese mundo perdido entre el antes y el después... Sin poder decidirnos a cual irle, ni poder regresar al presente. ¿Y que es lo que sucede? Nos convertimos en sombras, perturbadoras del mundo que sólo giran y rodean los problemas una y otra vez buscándole una solución... Algo así como la llorona, de hecho los fantasmas son un buen ejemplo de esto... No descansan ni se van, siguen aqui porque tienen una "misión" que cumplir, sin embargo al igual que ellos, no tenemos oportunidad de realizar esto porque ya es tarde, porque ya ha sucedido y es tan grande nuestra desesperación que no notamos lo que hacemos... Quizás hasta nos destruimos a nosotros mismos y decimos, y por tanto pensamos que se puede hacer algo y que es imposible olvidarse de todo esto... Pero qué creen, no es para siempre....
Si son sombras, hay todavia un chance para ustedes y no necesitan de Dante para llegar al paraiso, no... Ustedes lo que requieren es aprender que la vida no es para siempre... Que tuvieron su momento y lo que no pudieron hacer, ya no lo podrán hacer... Que los enormes y emocionales recuerdos pueden perder este título de grandeza y ser una simple historia que le contaran a sus amigos... Si, si, ya se me diran que es más fácil decirlo que hacerlo... Pues si, pero se tiene que hacer... Sólo retrasan lo inevitable. A esta vida llegamos solos y desarmados y así nos vamos ¡Qué más da! Así son las cosas.
No hay porque mirar a todos como si uno no valiera, tienes una vida, ¡tienes raciocinio y percepción! ya quisiera una planta saber lo que pasa a su alrededor. Somos lo que somos por lo que vamos viviendo así que por qué no vivir plenamente como debe de ser, para qué sufrir tanto si no obtenemos nada a cambio, esto no es un berrinche por un juguete, es la vida. Y no hay que detenerse a llorar por los caidos o por quienes nos ponen el pie, no tiene caso... Hay que ver las cosas con claridad, no somos dueños del mundo y no podemos cambiar la naturaleza, no podemos controlar todas las opiniones de las personas... Son tan libres como nosotros de elegir qué hacer y hacia donde huir... Es momento de darse cuenta de esto, salir y ver el mundo como debe de ser.
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