Mi estado de Animo del dia

Chaos! Fixing everything!

sábado, enero 23, 2010

Cuento Rápido I

A falta de ideas e iniciativa para escribir más textos absurdos de la existencia... He decidido escribir un pequeño cuento rápido a ver que sale, las palabras recolectadas han sido: Sueño, Espada, Atún, Pollo.
Advertencia: El cuento hace que te de hambre.


Ese gordito no tiene llenadera! Es lo que todos decían cuando veían a ese pequeño niño gordo de apariencia simpática. Sin expresar muchas emociones y con su cabeza llena de la misma idea: "Comer". En una ocasión mientras trataba de dormir algo lo despertó, quizás era el aroma a pan dulce o el pequeño golpeteo a su enorme barriga. Un pequeño panquecito trataba de moverlo sin mucho éxito, en ese momento al verlo no supo que pensar y trato de meterselo a la boca pero termino escupiéndolo por su mal sabor. El panquecito molesto de sus acciones y limpiándose la saliva que tenía encima le dijo -¡Qué ocurre contigo, uno que viene ayudarte y así lo recibes!- El niño impresionado con la situación, se quedó observándolo pensando "Cómo es que algo que huele tan bien sabe tan mal".


 -Te traigo una misión: Debes ir a buscar la misteriosa espada en el bosque de las lechugas- Le dijo el panquecito, chasqueo sus dedos y sin darse cuenta en un parpadeo el gordito había sido transportado a una extraña, y de dulce aroma, pradera. Ante sus ojos todo estaba hecho de cosas dulces y sabrosas, panquecitos vivientes por todos lados, chozas a base de palitos de pan, pastizales de varitas bañadas en azúcar con todo y el río de chocolate que todos desearían. Al este unos extraños lagos calientes que parecían sopa, al norte una inmensa montaña de helado, al oeste una metrópolis de comidas enlatadas y al norte, que era donde estaba señalando el panquecito un bosque lleno de la más desagradable verdura. Entonces el panquecito inconforme del poco caso que le hacía le dijo -Justo detrás de ese bosque se encuentra la aldea de la carne, las verduras están tratando de dominar el mundo y su primer paso es derrocar a la barbacoa reina, si eso sucede todos pereceremos... necesitamos que vayas! Yo te acompañaré y esta lata de atún se ha ofrecido a ayudarnos, pero no dice mucho- Miró la lata inmóvil, la tomo en sus manos y aceptó siempre y cuando fuera recompensado con comida.


Una vez que ya estaban dentro todo se ponía más oscuro y tétrico, bajo la neblina fría que refrescaba todas las verduras que se encontraban a su alrededor mirándolos de la manera más intimidante que puedan imaginarse la mirada de una verdura. En ese momento se le ocurrió preguntar al pequeño gordito -¿Por qué sólo nos miran y no nos atacan?- a lo que el panquecito le respondió -Porque le temen a los humanos, pueden comerlos! Pero nosotros tenemos mal sabor así que no nos preocupamos por eso- Y fue cuando el gordito cometió el mayor error de todos pues comentó -Que raro, si ni siquiera me gustan las verduras- En ese momento los ojos de las verduras destellaron con un color rojo. El panquecito comenzó a correr y el niño lo siguió, las verduras se acercaban peligrosamente por los árboles con una increíble agilidad. Al fin alcanzaron a ver el pedestal en el que se encontraba la espada, una jugosa pierna de pollo con una luz celestial señalando su posición.


Alcanzaron la espada de pollo, el niño la levantó y en ese momento sonó una trompeta de guerra y un ejercito de albóndigas salió de los arbustos, seguido de chuletas de cerdo y detrás unas grandes y jugosas arracheras para pelear con las verduras. Una épica guerra del clásico verdura contra carne, el niño estaba comenzando a estresarse viendo cómo la comida se peleaba entre sí. Y cada que esto le ocurría (El estrés, no ver como pelea su comida porque eso nunca había ocurrido... Y sí, hasta los niños se estresan!) le daba hambre, por lo que comenzó a dudar si comer la pierna de pollo. Al final se decidió y se la comió, la esperanza del pueblo de las carnes había terminado. Ni siquiera con la última llegada de los embutidos podían seguir resistiendo. El niño gordito preocupado por su error, pensó en algo de apoyo y recordó la lata de atún. La abrió y un nuevo destello azul lleno el bosque que los rodeaba, un enorme pez había aparecido -¡Vaya estaba ansioso por salir!- les dijo y comenzó a pelear con las verduras derrotándoles poco a poco.


Parecían ya haber derrotado a las verduras, sin embargo comenzó a temblar y cuando parecía ser el fin de las verduras. Los árboles a su alrededor se levantaron, eran brócolis increíblemente enormes. Inclusive el atún salió huyendo. Sólo el gordito se había quedado inmóvil, con el panquecito detrás asustado y temblando. Cada vez más cerca. Y fue cuando sucedió, el pequeño niño se abalanzó sobre un brócoli y lo mordió, tragó e hizo el comentario -Mmm pues no sabe tan mal-. Continuó con sus mordidas y a pesar de su enorme tamaño comenzaron a correr despavoridamente, y él seguía mordiendo y mordiendo. Hasta que escuchó una voz llamándolo, en ese momento en un lento parpadeo se dio cuenta que estaba en su cama mordisqueando su almohada, su mamá lo estaba tratando de despertar.


Todo había sido sólo un sueño, desde ese día el niño comió sus verduras y comenzó a tener una dieta más balanceada.


Hasta con enseñanza de salud!

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